La emoción y la solidaridad definieron un año más la mañana que compartimos los arqueros y arqueras, donde lo único efectivo era recoger la mayor cantidad de juguetes para hacer felices a los más pequeños.
Una edición en la que el frío nos dio algo más de tregua y el caldito caliente hizo efecto, aportando la energía necesaria para completar el circuito. Aunque eso sí, la lluvia nos dio algún pequeño susto. ¿O tal vez simplemente fue el día emocionado, que soltó algunas lágrimas al ver lo que estaba ocurriendo allí?
Cada año nos resulta un poco más difícil definir con palabras nuestra gratitud a todos y todas las que nos acompañáis. Tan solo esperamos que os sintáis tan plenos y plenas como nosotros y nosotras, cuando por fin llega el momento de la foto de familia junto a la montaña de juguetes.
Simplemente, gracias...nos vemos el año que viene.